LOS DOCE DÍAS SANTOS

 

 

         Ordinariamente, se cree que el 25 de diciembre, celebrado como la Navidad, concluye el festival espiritual de la estación solsticial del medio invierno. No es cierto. Sólo marca el comienzo o entrada en un período de profunda significación. Este período es el intervalo de doce días entre la Navidad y la Duodécima Noche, días que abarcan el corazón espiritual del año siguiente. Estos doce días han sido denominados, muy acertadamente, "el Santo de los Santos del año".

         Este trabajo ha sido proyectado para los estudiantes implicados en los Misterios Cristianos, con el fin de asistirles, colocándolos más en armonía con las doce fuerzas zodiacales liberadas sobre la tierra durante ese tiempo.

         Cada DIA Santo se halla bajo la directa supervisión de una de las doce Jerarquías Zodiacales, cada una de las cuales proyecta sobre el Planeta un prototipo de cómo será el mundo cuando el trabajo combinado de todas ellas se complete. Igualmente, los doce discípulos están correlacionados con estos Doce Días Santos, como lo están los doce centros espirituales a través de los que operan las doce fuerzas sobre el cuerpo-templo del hombre.

         El estudiante serio hará, por tanto, uso de este Período Sagrado, visualizando el perfecto trabajo de las Jerarquías a través de los centros internos de su cuerpo con los que aquéllas estén sincronizadas. Si tiene fe y persiste, año tras año, en este elevado empeño, no puede dejar de recibir la justa compensación en forma de gran desarrollo espiritual.

         Desde el tiempo del Solsticio de Invierno, cuando la luz de Cristo penetra en el corazón de la Tierra, el planeta es barrido por poderosas radiaciones solsticiales que continúan, aunque algo reducidas, a lo largo de los Doce Días Santos. Durante este tiempo, las actividades en los planos internos son muchas y maravillosas. La primitiva iglesia cristiana concluía su ministerio esotérico en la mística Noche Duodécima con el Rito del Bautismo, una de sus más elevadas Iniciaciones. Los neófitos modernos, que han obtenido Iluminación, saben que entonces es posible entrar en comunión con seres divinos y con el Señor de la Luz. Fue una experiencia tal la que inspiró el Evangelio de San Juan, frecuentemente conocido como "el Evangelio del Amor".

         En la oscuridad exterior de la era presente, el hombre ha perdido contacto, hace mucho tiempo, con la Luz de Cristo y con estos días de renovación espiritual. Mediante los dolores del alma, por los que está ahora pasando, está destinado a encontrarlos de nuevo y a convertirlos en una parte esencial de su vida diaria y de su consagración anual. Ojalá la presente obra sirva para tal fin.