El valor educativo de la astrología se centra en el hecho de que ninguna otra ciencia revela al hombre tal como es el mismo. Ninguna otra ciencia es tan sublime, tan profunda, abarcando todos los aspectos. Ella establece, sin lugar a dudas, la relación entre el Gran Ser del Universo, DIOS, y el pequeño Dios, que es el hombre. «El hombre fue creado a imagen y semejanza de El. El Gran Modelo se repite en miniatura en las formas humanas. DIOS, el Macrocosmos, y el hombre el microcosmos, son relativa y fundamentalmente uno.
La ciencia material ha determinado en alguna extensión los efectos físicos de los rayos del Sol y la Luna. Han sido hechas ciertas especulaciones acerca de los efectos de los rayos emanantes de otros cuerpos estelares.
La ciencia oculta, investigando las sutiles fuerzas que afectan los sentimientos, la mentalidad, etc., ha clasificado sus efectos con no menos precisión de lo que ha hecho la ciencia académica con las reacciones de la Tierra, el mar, las plantas y animales, por efecto de los rayos solares y lunares.
Con este conocimiento podemos determinar el modelo o patrón o patrón astrológico de cada individuo y saber la relativa debilidad o potencia de las varias fuerzas que operan en cada vida. En el grado en que estemos con posesión de tal conocimiento, podremos comenzar a construir sistemática y científicamente el carácter. Elegimos momentos y estaciones cósmicamente favorables para el desarrollo de cualidades hasta ahora inexplotadas, tratando de corregir los defectos y eliminar las tendencias destructivas.
El valor educativo de la astrología se apoya en su capacidad para revelar las causas ocultas obrando en nuestras vidas. Ella entra en lo intangible, siendo siempre sin embargo, un potente factor en nuestras vidas. Trasciende la forma, descubre el Espíritu, demuestra la realidad y enseña cada uno de los caminos de la vida. Ayuda al adulto en la elección de su vocación, a los padres en la guía de sus hijos, a los maestros en el manejo de sus alumnos, a los jueces a ejecutar sentencia, a los médicos en el diagnóstico de las enfermedades, y de una manera similar, presta ayuda en cada una y en todas las actividades humanas.
La astrología y la astronomía fueron en un tiempo una misma ciencia. La esencia de las cosas no ha estado siempre tan largamente oculta a la gran masa de la humanidad como lo ha estado durante los dos siglos pasados por parte de la ciencia materialista. Hemos estado muy alejados de la verdad oculta de esta ciencia de las estrellas en que o su profundo conocimiento ha sido practicado por unos pocos iluminados, sin conocimiento de ello por la gran mayoría de la humanidad; o fragmentos de este conocimiento han caído en manos de charlatanes quienes los han explotado para ganancia material, aprovechándose de la ignorancia y superstición de la gente inculta.
Hoy la astronomía, hija de la astrología, luego de haber partido de la casa de su »Padre», y vagar lejos en un país estéril, donde se nutría con los desperdicios de las formas y figuras solamente, ha tornado y vuelto su rostro a su verdadero hogar donde la fiesta de la abundancia Espiritual está aguardando su retorno. Hoy hombres de ciencia de primer rango están investigando los rayos cósmicos y su influencia sobre el hombre y el planeta. Rápidamente la conciencia de la gente se está preparando para un despertar en gran escala en el reconocimiento de que el efecto de los cuerpos estelares no sólo influye en las mareas y en el tiempo, sino que también los impulsos de nuestro Espíritu están sujetos a su influencia.
Influenciados por sus movimientos, pero no esclavos de ellos. El destino de cada Ego es regir sus estrellas; el conocimiento y la obediencia son los medios para ello: conocimiento de la naturaleza de las fuerzas estelares y obediencia a su perfecto patrón.(1)
La astrología es la más grande, sublime y antigua de todas las ciencias. Su origen se anticipa a la historia; su nacimiento retrocede aparentemente al tiempo cuando los dioses hablaban y caminaban con los hombres. Seria difícil asignar a la primitiva humanidad la gran invención de una simbología astrológica universalmente usada a través de las edades, en la cual los grandes videntes de muchos lugares y diferentes religiones han buscado la representación pictórica de la evolución del hombre y los planetas. De esta misma forma el ojo entendido discierne acerca del encumbramiento y de la caída de las civilizaciones y el progresivo desarrollo de las grandes filosofías y religiones del mundo. Esta simbología constituye la llave con la cual podemos abrir los tesoros ocultos en la Biblia y en las Sagradas Escrituras.
La astrología es a la vez ciencia, filosofía y religión. Es metafísica, oculta y práctica. Los fundamentos pueden ser aprendidos por cualquiera que sea capaz de sumar y restar, y estos elementos contienen en la vida propia suficiente exactitud como para demostrar la verdad de su demanda, más allá de toda posibilidad de escepticismo. Una aplicación de los fundamentos enseñados por ella, sea que dichos principios sean comprendidos en su totalidad o no, es suficiente para probar su validez por sus frutos en nuestra vida diaria.
Los errores de astrólogos prácticos no pueden ser tomados como una refutación de la veracidad de la astrología así como la debilidad de los que profesan la Fe Cristiana no puede ser argumento demostrativo de inutilidad de la religión. Los astrólogos reales son pocos como lo son los verdaderos santos.
Ellos representan el fruto de muchas vidas de noble esfuerzo y desinteresado servicio. La benevolencia es el fruto no de un credo, sino de vivir una vida de utilidad y servicio al desamparado. La sabiduría no viene de memorizar un conocimiento, sino del extracto de una larga experiencia.
Solamente quienes han purificado su naturaleza y sensibilizado sus vehículos mediante una vida pura por motivos altruistas pueden recibir y trasmitir las elevadas purezas espirituales que vienen a nosotros de los cuerpos celestes. Lilly, el más grande astrólogo inglés del siglo 17, comprendiendo esto, sabiamente aconsejaba a sus estudiantes que la pureza de la vida era indispensable para poder emitir un juicio correcto. Por el oído espiritual, podemos escuchar la música de las esferas y por el ojo espiritual podemos leer e interpretar sus múltiples revelaciones.
Nuestra carta natal es lo que es, no por un decreto arbitrario de suerte, sino que es el resultado de nuestra propia acción o inacción pasada. Ella marca las condiciones magnéticas prevalecientes en el momento de nuestro nacimiento y afirmamos que este momento será el más favorable para la adquisición de aquellas lecciones que más necesitamos durante la vida que comienza. Por la operación de esta «Ley de Acusación», doctrina de esperanza y responsabilidad, reconocemos que el presente es el fruto del pasado y la semilla del futuro. Carácter es destino.
La astrología como la religión, se divide en dos ramas, exotérica y esotérica. La exotérica abarca puramente las prácticas mundanas. Ella informa al marinero cuando es propicio zarpar, al agricultor le indica el momento más adecuado para plantar, al médico las causas subyacentes de la enfermedad para ser tratadas, al profesor la naturaleza básica de sus alumnos, a los padres las tendencias innatas y capacidades de sus hijos. Ella revela las estaciones favorables o no favorables, de acuerdo con la elección que sea hecha.
La rama esotérica de la astrología trasciende todos estos asuntos. Ella se relaciona con nuestra naturaleza interna, con el mismo principio de la vida, la fuente de nuestro origen. Ella trata no de fortuna o personalidad, pero si de las cualidades del alma y del desarrollo espiritual. Los incidentes pertenecientes al mundo de las formas son inconsecuentes a ella. Ella es enfocada en el elemento Divino, en el interior del cual se hace posible la unidad con todo a través del contacto con la forma, el tiempo y el espacio. Así es como la Astrología viene a ser una ciencia espiritual, una religión universal. Solamente una ciencia-religión, como tal, promete satisfacer adecuadamente la unidad entre el corazón y la mente, unidad hacia la cual aspira la humanidad.
Más que ningún otro factor en el mundo actual, la astrología promete conducir a una generación con fuertes tendencias materialistas hacia conceptos relacionados con las cosas del Espíritu. La ciencia física está impedida por sus propias limitaciones, la religión también tiene sus limitaciones porque sus ceremonias no se conforman al desarrollo evolutivo de la humanidad. La astrología vincula los elementos fundamentales de la ciencia y la religión. Está basada en datos astronómicos, clasifica las fuerzas invisibles, combina lo oculto con lo visible, el cuerpo y el alma, la forma y el Espíritu.
Cuando la rápida vivifación de la percepción espiritual de la raza llegue a ser un verdadero deseo en la espiral celestial, tendremos una era de poder e iluminación tal, que la historia hasta ahora no ha conocido. Ningún otro sujeto dentro del total conocimiento parece sostenerse por estos días y, las posibilidades abiertas a los astrólogos para ayudar al hombre a elevar la razón de su propia dignidad y la de sus conciudadanos en el Cosmos, ha sido la más grande Ley Universal. Es la comprensión de que estaremos eternamente seguros de la caricia interna de la Vida lnfinita y del ilimitado Ser.
One ship salís East and another sails West,
With the selfsame winds that blow.
It’s the set of the sail and not the gale
that determines the way they go.
Un barco zarpa para el este y el otro para el oeste,
con el mismísimo viento navegan los dos.
Es la posición de la vela y no el viento,
lo que determina el camino que lleva el barco.
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